domingo, 13 de noviembre de 2011

Autoengañarse, la mejor pastilla


Pastillas para todos los males consigue uno por doquier, unas a la libre y otras con el reconocido papel verde, bien, pero resulta que lo natural es el remedio de todos los males, cualquiera que sea, yo en mi caso no había encontrado aquella que me "hace el milagro"; pero aquí les detallo el mejor remedio que se me ocurrió:

Lo mejor es un placebo mental, si eso, así como lo lee, tómese una pastilla de bacalao o vitamina E y piense que con ella usted logra el equilibrio, no le duele nada y que no ocupa un amansa locos, autoengáñese si eso le va a ayudar a caminar por la vida y ver el mundo con otros ojos, que le hará sentir el aire acariciar su piel, el calor del sol en su corazón y el olor a zacate y tierra de la montaña en su alma. Autoengañarse así y con esas pastillas no lastima a nadie ni se lastima, dependencia, si, pero a su autofelicidad, a incrementar el amor propio, tierra fecunda donde nace y florece alegría, amor, pasión, y que se transpira por todos los poros y se delata en una sonrisa.

Piense que es un orden médica tomar el medicamento, a las pocas horas, va sintiendo el cambio, pero tiene que cumplirla al pie de la letra: todos los días, temprano en la mañana, y si la acompaña de una oración uffff el efecto es doble.

Hoy tomo de esas pastillas pero descubrí que me faltaba la Oración y la constancia.

Si quiere se las toma o no, pero yo si, me vuelvo hoy placebodependiente :)

lunes, 1 de agosto de 2011

Las perlas

Ayer leí la historia de una niña a quien su mamá le compró un collar de perla falsas, la niña se lo pagó a su mamá con una serie de condiciones que ella le puso, pero la parte interesante es cuando su papá dos veces le pidió tan preciado tesoro y ella se negó, a cambio siempre le ofreció a su papá sus juguetes favoritos, pero una noche la niña con sus ojitos acuosos le entregó el collar de perlas, y para su sorpresa el papá le tenía uno con perlas de verdad.
Pero ahí no está lo asombroso de la lectura, sino cuando uno piensa en las cosas que no le damos a Dios por miedos, por aferrarnos a aquellas perlas falsas, cuando Él nos tiene perlas de verdad, invaluables, y nos las tiene reservadas con amor.